miércoles, 27 de marzo de 2013

HISTORIAS DE MI COLE (2): UNA NIÑA LLAMADA LUISA.

Seguro que, durante esta Semana Santa, os colocareis en algún lugar de la acera o sentados en un bordillo para ver alguna de las procesiones que se realizaran por las calles de toda España. Pues la historia que vas a poder leer a continuación y que tiene mucho que ver con nuestro colegio, también comienza así: 
 
 
Fue en las calles de París (Francia), donde una niña de 15 años llamada Luisa quedó “alucinada” al ver el desfile de unos religiosos capuchinos que, descalzos, marchaban formando parte de una procesión religiosa. Quedó fascinada del amor, el sacrificio y el respeto que estos religiosos tenían a Dios y, por eso, decidió hacerse religiosa capuchina.
Para conseguir su propósito tuvo que pedir permiso a su tío Miguel, pues ella era muy pequeña para tomar una decisión así, y éste la puso en contacto con un importante religioso capuchino que, por desgracia para Luisa, no la aceptó.
La jovencita tuvo que seguir interna en el humilde Pensionado donde vivía, en el que le enseñaron a realizar las tareas domésticas que cualquier ama de casa debía saber, pero no siempre vivió aquí pues, siendo aún más pequeña y sin haber conocido a su mamá, fue internada por su papá en el Convento Real, lugar donde una tía-abuela monja le dio una educación adecuada, rodeada de libros, cultura y arte. Esta situación, tuvo su fin cuando su padre falleció y su tío Miguel se encargo, como tutor, de ella.
 
 
Pasaron los años y Luisa se convirtió en una mujer, conoció a Antonio Le Gas, un Secretario Real, y ambos se casaron. Dejó entonces el Pensionado donde su tío la había ingresado y, junto a su marido Antonio, formó su propia familia.
Luisa y Antonio se relacionaron con la realeza y con la aristocracia, pero ella también lo hizo con los más necesitados y, por eso, formó parte de las Damas de la Caridad, señoras ricas que se dedicaron a ayudar a los pobres.
Por circunstancias de la vida, Antonio se puso muy enfermo y murió. Luisa se volvía a sentir sola, como cuando era pequeña, entristeció enormemente y recurrió como siempre al Señor, a través de la oración, para que le ayudara. Fue en una de esas oraciones donde tuvo una visión, la de ayudar a los pobres junto a un sacerdote, y por eso decidió buscar a Vicente de Paul.
 
 
Vicente de Paúl invitó a Luisa a ayudarle con las “Cofradías de la Caridad” que él había creado. Luisa comenzó supervisando lo que las hermanas de la cofradía realizaban, pero como advirtió que eso no era suficiente decidió, con el apoyo de Vicente, reunir en su casa a aquellas jóvenes humildes del pueblo que tenían la energía y la actitud apropiada para darles una formación adecuada.
Comenzó a preparar a un grupo de cuatro jóvenes que vivían con ella, en su casa. Les transmitió ideales solidarios para que se preocuparan de los necesitados, tenían que tratarlos igual que trataban a Jesús, con veneración, y les proporcionó una gratificante vida espiritual. Estas chicas fueron las primeras en recibir el nombre de “Hijas de la Caridad”.
Después de esas cuatro jóvenes, le dijeron “Sí” al Señor muchísimas jóvenes más y muchas de ellas lo hicieron en España. Aquí, en Albacete, fundaron nuestro colegio, el María Inmaculada, y desarrollan en el Barrio de “La Milagrosa” la Obra social “Margarita de Naseau”.
 
 
 
Como le ocurrió a San Vicente de Paul, por su dedicación a los pobres y por su abundante religiosidad, Luisa fue declarada Santa por la Iglesia y paso a conocerse mundialmente como Santa Luisa de Marillac. Su día en el calendario, el 15 de marzo, un día de fiesta que nuestro colegio suele celebrar con diferentes actividades.

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